Prostaglandinas en control reproductivo en explotaciones de vacuno lechero

PROSTAGLANDINAS EN  CONTROL REPRODUCTIVO EN EXPLOTACIONES DE VACUNO LECHERO

El control reproductivo en las explotaciones de vacuno lechero es sin lugar a dudas uno de los pilares básicos sobre los que se asienta la eficiencia productiva. Es difícil entender unos buenos resultados económicos en la explotación sin conseguir unos determinados objetivos desde el punto de vista reproductivo del rebaño. En la mayoría de las explotaciones de vacuno lechero del mundo existen programas de control reproductivo. Consisten básicamente en visitas periódicas del técnico con el siguiente protocolo:

1.      Monitorización de las vacas recién paridas insistiendo en la observación de su comportamiento ante la comida, valoración de la rumia y de la temperatura corporal, cetosis en orina,  naturaleza de las heces, etc.  

2.      Comprobación de la involución uterina, instaurando el tratamiento adecuado de la retención de placenta, metritis etc., así como la actividad ovárica.

3.      Diagnóstico de gestación precoz, entre 30-40 días, a los 2-3 meses y previo al secado.

4.      Seguimiento de la condición corporal en los momentos clave: al secado, al parto, al final del periodo de espera voluntario y al diagnóstico de gestación.

5.      En caso necesario, establecimiento de un programa sanitario del rebaño para el control de enfermedades que incluya las vacunaciones y desparasitaciones.

6.      Seguimiento y control de la reposición, sobre todo en la edad de las novillas a 1ª inseminación y al parto.

7.      Procesamiento informático de los eventos reproductivos (patologías, inseminaciones, partos etc)  para su control y establecimiento de objetivos.

En todo este proceso debe existir una buena coordinación entre los técnicos implicados en la explotación y el ganadero o responsable del rebaño. Todos deben tener claros los objetivos y las pautas rutinarias para conseguirlos.

A continuación pasamos a revisar algunos de los puntos críticos relacionados con el manejo de la reproducción de una explotación lechera donde, como veremos, juegan un factor determinante aspectos relacionados con la alimentación, las instalaciones y la simple observación de los animales.

1.      MANEJO DURANTE EL PERIODO SECO:   es uno de los momentos en que menos atención se le presta al animal ya que no está en producción y, sin embargo, es un período clave en la futura lactación. Debe empezarse  ya en las últimas semanas previas al secado valorando la condición corporal y confirmando la gestación. Tras el secado será importante mantener la condición corporal sin apenas variaciones, y controlar la alimentación, sobre todo en lo referente a los aportes de minerales (calcio, fósforo etc). La alimentación en el secado se realiza a menudo con malos forrajes que nunca daríamos a vacas en lactación. Un mal forraje tampoco es válido aquí, sea por mala conservación o poca calidad nutricional. La vaca seca debe alimentarse con una ración fibrosa, pero tiene que cubrir las necesidades proteicas y energéticas del animal. De no existir buenas instalaciones para vacas secas y novillas adultas, siempre es una buena opción dejarlas en un pasto o parcela donde puedan moverse con libertad y tengan  agua y luz y así poder descansar sus patas de una vida sobre el cemento tan poco confortable. Es en esta etapa cuando el peso del animal es mayor y agradecen tener un suelo más blando y no tener que echarse entre los hierros de un cubículo, por muy bien diseñados que estos estén. Otra manera de buscar este confort son los cada vez más frecuentes suelos de goma, pero resultan caros y nunca comparables a una parcela de tierra o hierba.

 

2.      PERIODO DE TRANSICIÓN:  es el comprendido entre la segunda y tercera  semanas previas al parto hasta 2-3 semanas después del mismo. En este momento intentaremos que el animal  tenga un cambio lo menos brusco posible de la fase seca a la de producción. Aquí se tendrán en cuenta factores de alimentación, de adaptación social dentro del rebaño, especialmente importante en novillas, con el desafío de que el animal baje lo menos posible de condición corporal a pesar de la alta producción, consiguiendo el mayor consumo posible de materia seca.

Los animales van a sufrir un conjunto de cambios muy grandes, pasando de una alimentación fibrosa (con predominio de bacterias celulolíticas en rumen) a una alimentación con mayor cantidad de concentrados (mas bacterias amilolíticas para degradar los almidones ), un mayor consumo de agua, pero también cambios a nivel hormonal ( cese de producción a altas producciones de leche) y sociales (un rebaño de vacas está bastante jerarquizado con animales claramente dominantes y dominados) que van a desembocar en situaciones de estrés para un animal, la vaca, al que le gusta la rutina.

Hay muchas discusiones todavía sobre cómo realizar esta transición sin complicar mucho el manejo en cada granja. Además de un cambio progresivo en la alimentación, todos deben ir encaminados a reducir el estrés del animal. Por eso hoy en día es muy frecuente hacer lotes de primerizas para evitar la competencia con las vacas adultas.

Afortunadamente, hoy se está rompiendo esa tendencia del pasado que asumía que en explotaciones con carro mezclador se podía tener un número mayor de vacas que cornadizas. En mi opinión es justo al contrario, en la medida de lo posible deben sobrar metros de comedero para evitar competencia por la comida, y sobre todo en el lote de postparto.

2 a 3 semanas antes del parto es un buen momento para administrar selenio a las vacas, esto va ayudar a disminuir la retención de placenta, a mejorar la involución uterina y a concentrar más cantidad de selenio en el calostro para su cría. En casos de granjas donde existan problemas de diarreas neonatales por rotavirus y coronavirus, este sería un buen momento para vacunar a las madres (3 semanas antes del parto), ya que enriqueceríamos el calostro con defensas contra estos agentes infecciosos.

El centro de este período de transición sería el momento del parto. Cuando éste se aproxima el animal debe ir a una paridera amplia (si no la hay un pasto sería el lugar ideal) con luz, agua limpia, situada próxima al resto del rebaño y a la sala de ordeño a ser posible. En caso de ser necesario asistir al parto se deben de observar las más elementales normas de higiene. La cama es fundamental que esté limpia para evitar problemas de metritis, de mamitis por suciedad en la punta del pezón y de que en caso de que el ternero/a mame el calostro no ingiera restos de heces que le ocasionarían diarrea, neumonías etc.

A continuación entraríamos de lleno en el período postparto. La monitorización de la vaca es de gran importancia en este momento.

El primer problema que nos podemos encontrar es la retención placentaria. Ésta es más frecuente en vacas gordas , partos gemelares y prematuros, vacas con hipocalcemias subclínicas y animales estresados. Si el porcentaje de animales con retención de placenta es elevado debe revisarse la alimentación de las secas y el preparto para instaurar medidas preventivas. La administración de selenio en preparto, así como el uso se sales aniónicas pueden ayudar a minimizar este problema. También es recomendable el uso de calcio (normalmente vía oral) a todos los animales del rebaño.

La apatía ante el reparto de la comida, rumias ralentizadas, vacas con caminar cansino tras el parto y úteros con falta de tonicidad a la exploración rectal postparto pueden indicarnos la existencia de hipocalcemias subclínicas, con consecuencias posteriores como cetosis, metritis, desplazamientos de abomaso etc.

Un error habitual en este momento es ofrecer a los animales una comida muy rica en concentrados sin previa adaptación, consiguiendo un pico de producción muy alto a los pocos días del parto pero que caerá pronto debido a problemas de acidosis ruminal, con disminución del consumo de materia seca y pérdida acusada de la condición corporal, además de lamitis en las semanas posteriores. La acidosis ruminal es tan frecuente como lo pueda ser la cetosis, y suele ser un indicador bastante fiable el color y consistencia de las heces. Este problema es también frecuente en raciones mal mezcladas donde el animal puede seleccionar fácilmente la comida, discriminando la fibra del concentrado. El “arrimar” frecuentemente la comida a las vacas puede ayudar a minimizar este problema, además de conseguir un aumento evidente del consumo de materia seca, y por lo tanto de la producción.

Otro de los problemas derivados del fracaso en el manejo del periodo de transición  es la cetosis subclínica. Normalmente va ligada a problemas de hipocalcemias, vacas sobrecondicionadas al parto, a retención de placenta y metritis, raciones mal balanceadas o mal manejadas, y muchas veces asociada también a vacas con acidosis ruminal. Cualquier causa que haga que el animal no coma y movilice sus reservas grasas desembocará en cetosis. Salvo en el caso de hígados muy grasos se resuelve bien con una detección a tiempo, corrigiendo además la causa concomitante.

En resumen, el observar el comportamiento de las vacas recién paridas, comprobar la temperatura corporal los primeros días postparto, usar tiras de orina para descartar cetosis, acidosis, etc. y ver el color y consistencia de las heces, pueden ayudarnos a detectar a tiempo problemas de fácil solución, y sobre todo a instaurar pautas para conseguir buenas producciones con pocos problemas.

 

3.      DE 3 SEMANAS A FIN DEL PERIODO DE ESPERA VOLUNTARIO: Si hemos hecho bien los deberes tendremos ahora vacas con alto consumo de materia seca, altas producciones y apenas medio punto a tres cuartos de punto de pérdida de condición corporal.

Las exploraciones rectales postparto van encaminadas a comprobar la existencia de una buena involución uterina y la existencia de actividad ovárica normal.

En este momento pueden detectarse endometritis, neumo y urovaginas (consecuencia de partos distócicos y de relativamente fácil solución quirúrgica) y algunas patologías ováricas que en general, si el manejo es bueno, obedecen bastante bien a terapias hormonales a base de prostaglandinas, gnRh, etc.

¿Cuándo acaba el período de espera voluntario para empezar a inseminar? Durante varios años hubo una cierta obsesión por empezar a inseminar con 45-50 días postparto. Para ello se sincronizaban sistemáticamente animales a base de hormonas. Quizás el haber imitado prácticas importadas de USA, en rebaños muy grandes con características muy diferentes a las nuestras nos hizo perder un poco el norte, mimetizando esas prácticas en un entorno ganadero bastante diferente y abrumados por datos económicos no extrapolables al nuestro, o al menos no a una mayoría de nuestras explotaciones ganaderas. Curiosamente hoy existen otros estudios basados en datos económicos que avalan periodos de espera voluntarios de 80 días en vacas de alta producción. La realidad en muchos casos es que acabamos estableciendo este dato en cada granja, dependiendo del tipo de manejo e instalaciones , de la pérdida de condición corporal de los animales, del número de lactaciones o de su producción.

En general se considera un margen de 50 a 80 días para establecer este periodo, si bien en mi opinión particular y salvo excepciones, me inclino más hacia los 80 días , sobre todo en primerizas.

El problema principal desde el punto de vista puramente reproductivo en todo el mundo es sin lugar a dudas la detección de celos. Es indudable que la selección de animales de alta producción ha llevado parejo animales con un metabolismo más “acelerado” que hace que la vida de algunas hormonas en sangre sea muy corta. Esto hace que los síntomas de celo sean menos evidentes y duren menos tiempo, lo que unido a otros factores (suelos resbaladizos, deficiente cuidado podal, explotaciones más grandes, menos tiempo de observación, etc.) hacen que cada vez menos vacas se inseminen dentro del periodo de espera voluntario con celos naturales.

Este fracaso en la detección de celos ha sido resuelto en parte por métodos de inseminación a tiempo fijo. Estos métodos consisten en la administración de hormonas (básicamente prostaglandinas, GnRH y progestágenos) que nos permiten inseminar sin detectar celos con resultados más o menos aceptables. En cualquier caso la utilización de estos métodos de sincronización a tiempo fijo no dejan de representar un fracaso en la detección de celos. Esta detección mejora notablemente en las explotaciones que disponen de sistemas que combinan datos de producción en la sala de ordeño con podómetros o actividad de los animales en los patios.

Es obvio resaltar la necesidad de un buen cuidado podal para mejorar la manifestación del celo , así como el rayado de patios.

 

4.      LA INSEMINACIÓN:  considero éste como un punto crítico suficientemente importante como para considerarlo aparte.

Con frecuencia pasamos por alto comprobar cómo se realiza ésta, tanto por parte del ganadero como por el veterinario o personal de la granja. En numerosas ocasiones vemos que la descongelación no se hace bien, se descongelan muchas pajuelas a la vez y no se tienen bien localizados los animales a inseminar, por no hablar del lamentable estado de higiene del material de inseminación.

Las diferencias entre distintos inseminadores son a menudo importantes en cuanto a porcentajes de fertilidad. Es necesario hacer hincapié en todo el manejo que conlleva el momento de la inseminación para tener adecuados porcentajes de fertilidad

Como podemos ver la fertilidad en una explotación de vacuno lechero está íntimamente relacionada con factores de alimentación y manejo, y el éxito o la mejora de los índices reproductivos depende a veces de pequeños detalles que nos pueden encaminar al éxito o al fracaso de nuestra gestión del rebaño.

 

 

IMPORTANCIA DE LAS PROSTAGLANDINAS EN LA MEJORA DE LOS PARÁMETROS REPRODUCTIVOS DEL REBAÑO.

Las prostaglandinas junto con la GnRh juegan hoy un papel importante en el manejo reproductivo de las explotaciones de vacuno lechero. Ambas nos van a permitir no sólo el control del ciclo estral y la posibilidad de programar inseminaciones a tiempo fijo, sino también resolver ciertas patologías comunes tanto en novillas como en vacas en producción.

PROSTAGLANDINAS:

Se producen de manera natural en el propio útero, normalmente sobre el día 17 del ciclo cuando no hay un embrión presente que produzca factores inhibidores, y como consecuencia causan la regresión del cuerpo lúteo ( el CL produce progesterona, la hormona de la gestación). Esta regresión hace que la vaca tenga un celo entre 2-5 días después. Esto mismo ocurre cuando un animal es inyectado con prostaglandinas y presenta un CL en el ovario, con retorno a celo o aborto en caso de existir gestación.

Por lo tanto es fácil deducir los usos principales de las prostaglandinas:

·       Sincronización del estro

·       Tratamiento de infecciones uterinas

·       Tratamiento de quistes luteales y cuerpos lúteos persistentes

GnRh:

Sin duda el compañero indispensable de las prostaglandinas en el control reproductivo del vacuno lechero y de carne.

También se produce de manera natural en el organismo, causando crecimiento folicular y ovulación.

Sobre folículos grandes provoca ovulación, y sobre folículos pequeños regresión e inicio de una nueva onda folicular.

Sus principales aplicaciones son son:

·        Tratamiento de quistes foliculares

·        Sincronización de la ovulación

·        Inicio de nuevas ondas foliculares

Estas dos hormonas son principalmente usadas en dos casos que vamos a resumir a continuación:

1.      Inflamaciones e infecciones uterinas

2.      Sincronización de celos y tratamiento de quistes ováricos.

 

 

1.Inflamaciones e infecciones uterinas: si bien habría que diferenciar aquí de una manera muy general entre:

·        Metritis: con reacción inflamatoria severa que afecta a todas las capas del útero. Los animales presentan en casos agudos septicemia con síntomas de fiebre, debilidad, depresión del apetito etc. Normalmente ligado a partos distócicos, retención de placenta, hipocalcemias etc.

En estos casos es necesario la aplicación de antibioterapia parenteral, antiinflamatorios, analgésicos etc, en función de la gravedad del cuadro clínico.

·        Endometritis: las bacterias normalmente contaminan el tracto uterino durante el parto y los días siguientes, como una infección ascendente al estar comprometidas las barreras físicas como son la vulva y la cérvix, y teniendo en cuenta que el animal presenta un sistema inmunitario deprimido. Esto unido a la presencia de una gran cantidad de tejido necrótico durante la involución del útero crea un ambiente propicio para las bacterias contaminantes: comida abundante y sin defensas por parte del animal.

También es posible tras la monta natural o inseminación artificial cuando se realiza con poca higiene.

Hay también causas predisponentes como son parideras sucias, después de retención placentaria y metritis agudas, animales gordos al parto, problemas metabólicos ( cetosis, hipocalcemias etc ) y deficiencias de minerales y vitaminas como vitamina A y E, senio etc.

El 90 % de las vacas presentan bacterias en el útero durante 2 semanas después del parto, pero si hay un buen manejo ellas solas los eliminan, de tal manera que 2 meses después del parto solo un 10 % siguen con este problema.

Los efectos de las endometritis sobre la fertilidad son evidentes:

-          Incremento de los días abiertos

-          Disminución de la fertilidad y tasa de preñez

-          Incremento del intervalo entre partos

-          Incremento del descarte de animales

-          Mayores desordenes reproductivos

-          Disminución en la producción

Tratamiento de la endometritis: el éxito del tratamiento va a depender de:

-          evacuación del contenido uterino

-          susceptibilidad de las bacterias a los antibióticos o antisépticos si se utilizan

-          concentración y duración de la terapia

-          exposición de todo el endometrio al producto utilizado.

Los tratamientos principales son:

-          antibióticos y antisépticos via intrauterina

-          prostaglandinas

-          GnRh

-          Flushyng terapéutico ( lavado de cuernos uterinos similar al realizado para la recuperación de embriones )

Lo más habitual es la utilización de prostaglandinas separadas 12-14 días con al aplicación en algunos casos de pequeñas cantidades de algún antibiótico intrauterino.

Para conseguir la evacuación del contenido uterino es imprescindible provocar celos, y esto se consigue con la aplicación de prostaglandinas de manera periódica. Además durante el celo se incrementa la acción del sistema inmunitario del animal y aumentan las contracciones de la musculatura uterina.

2- Sincronización y control del ciclo estral: debido a lo comentado anteriormente, es de crucial importancia hoy la sincronización del ciclo estral para conseguir unos parámetros reproductivos aceptables, debido principalmente a la mala detección de celos.

Los principales métodos hormonales de control del ciclo estral son:

o       Prostaglandinas cada 12-15 días

o       Sistema ovsynch (gpg )

o       Progestágenos ( asociados a prostaglandinas e incluso a GnRh )

El sistema ovsynch combina el uso de GnRh y prostaglandinas y pretende la inseminación a tiempo fijo sin la detección de celo. Una variante es el presynch, que precisa de la aplicación previa al ovsynch de dos prostaglandinas separadas 12-14 días.

Ver esquemas de protocolos de sincronización.

Es importante recordar en los programas de sincronización a tiempo fijo que:

o       Se debe seguir correctamente los tiempos entre las distintas aplicaciones hormonales

o       Muchos animales pueden no mostrar celo, pero deben ser inseminados igualmente siguiendo el protocolo

o       Si algún animal muestra celo antes de finalizar el tratamiento debe ser inseminado y eliminarlo del protocolo.

En general existen una serie de ventajas del presynch frente al ovsynch:

o       Resuelve algunas endometritis antes de empezar con el ovsynch

o       Asegura que las vacas están en mejor momento del ciclo estral al empezar el ovsynch

o       Se consigue un mayor porcentaje de ovulación ( 85% frente a 55% )

o       Mejora los % de fertilidad aumentando en un 10 % las tasas de preñez

En resumen podemos decir que los beneficios de los sistemas de inseminación a tiempo fijo aportan los siguientes beneficios:

o       Mejora en la eficiencia de la detección de celos

o       Control del tiempo de espera voluntario a 1ª inseminación

o       Reducción del intervalo entre partos

o       Reducción del descarte de animales

o       Concentra el trabajo en determinados momentos

o       Mejora los parámetros reproductivos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

Federico Romero Yuste

SERAGRO S. COOP. GALEGA