El SLG acusa a las industrias lácteas de medir mal la leche
- Detalles
- Publicado o Mércores, 01 Febreiro 2012 19:14
- Visitas: 757
Asegura que algunos camiones recogen más materia prima en las granjas de la que pagan a los productores
El Sindicato Labrego Galego denunció públicamente sus sospechas de que algunas industrias lácteas «pagan menos leite do que recollen». La organización agraria asegura en una nota difundida ayer que estas situaciones se dan por la inexistencia de un sistema de medición oficial en las cisternas de recogida «que evite o fraude».
El sindicato nacionalista en el escrito difundido ayer, en el que habla de «sospeita generalizada», apunta directamente a la lucense Leite Río como presunta autora de esta práctica. Según esta organización, varias explotaciones de la comarca de Betanzos, que entregaban la leche a la láctea lucense, cambiaron de empresa. «A baixa -explica la organización agraria- producíase ao sospeitar estas explotacións que os sistemas de medición cas cisternas da industria devandita poderían estar computando menos cantidade de leite que a recollida realmente».
El propietario de Leite Río, Jesús Lence Ferreiro, calificó de falsas las acusaciones del SLG y amenazó con demandar a esta organización sindical en caso de que difundiera tal afirmación. Lence insistió que las 40 cisternas de recogida de su empresa tienen un sistema contrastado y homologado «y que no tiene posibilidad alguna de fallo».
«Leite Río -insistió Jesús Lence- pedirá daños y perjuicios al Sindicato Labrego, salvo que pueda demostrar lo contrario».
La organización nacionalista en la nota demanda la implantación de «un sistema de medición oficial que impida o fraude, do mesmo xeito que existe noutros sectores, como as gasolineiras; e que dea garantías ás explotacións para que recuperen a confianza perdida».
Fuentes del sindicato señalaron que las mediciones de las cisternas de recogida no coinciden con las estimaciones de los ganaderos en función de la capacidad de sus tanques.
dolores cela lugo / la voz
lugo / la voz 01 de febrero de 2012
